Hace tiempo, durante los procesos de contratación, nos dimos cuenta de que empleábamos demasiado tiempo en contarle al candidato o candidata nuestra cultura de empresa y algunas referencias a “protocolos” habituales sobre cómo gestionábamos el teletrabajo o la formación. Teníamos tantas ganas de asegurarnos de que no nos dejábamos nada en el tintero que las entrevistas quedaban un tanto desequilibradas en cuanto a de quién se estaba hablando. Hay que hablar de Kaleidos y hay que saber vendernos pero no sabíamos medir el tiempo y corríamos el riesgo de no poder entrar en más profundidad en cuestiones particulares de la otra persona.